― ¿Alguien la conoce? ― Preguntó el vigilante de seguridad a quienes se arremolinaban curiosamente.
Lo cierto es que casi todo el mundo la conocía. Era una señora que tenía la sana costumbre de optimizar su tiempo. Sus tretas para saltarse las colas y ganar una posición favorable eran conocidas por todos en el supermercado. Cómo y por qué se encontraba muerta dentro de un congelador de helados, como un témpano, tal vez habrían sido mejores preguntas.
― ¡Miren! Hoy parece que no tiene mucha prisa ― se oía murmurar mientras los clientes seguían con sus compras.
Un comentario en «¿Quién da la Vez?»
Muy bueno, Peter. Me parece excesivo cargarse a la mujer por caradura y maleducada, pero mi gusto por lo excesivo puede más que la sensatez y celebra cada palabra de este micro desmesurado.