MICRORRELATOS

 

     El microrrelato es un género narrativo que se define a sí mismo: es la expresión mínima de un relato. La brevedad debe ser la piedra angular de esta creación y, en consecuencia, figuras retóricas como la elipsis, la metáfora, la sinestesia o la intertextualidad se convierten en herramientas indispensables para forjar historias. 

     El microrrelato no es un resumen, no es una síntesis de una idea, no es una historia incompleta, ni tampoco una cita. Los personajes, los lugares, las sensaciones y los sentimientos deben estar, aún sin aparecer. 

     A diferencia del relato breve, o cualquier otra narración, donde el lector puede dejarse llevar con más facilidad, el microrrelato es un trabajo cooperativo que necesita la implicación del lector. Las elipsis, esos aparentes vacíos que llenan estas historias, serán más interesantes en la medida en la que el lector se involucre y enriquezca el texto con sus propias ideas o experiencias. 

     Déjame ilustrar esta introducción con uno de mis microrrelatos favoritos. Atribuido a Ernest Hemingway, aunque es bastante improbable que él sea el autor, cuenta la leyenda que, estando en una taberna, hizo una apuesta con algunos de los allí presentes. En un alarde de maestría literaria, quiso demostrar que no hacía falta una extensa y elaborada prosa para conseguir emocionar al lector, que le bastaría con seis palabras. Aquellos que se encontraban allí, incrédulos, aceptaron dicha apuesta. Al día siguiente, Hemingway deslizó un pequeño papel sobre la barra que tenía escrito seis palabras. Los que estaban presente se pasaban el papel de unos a otros, mientras sus rostros se quedaban perplejos e introducían sus manos en los bolsillos para pagar la apuesta. En aquel recorte se podían leer estas seis palabras: “ For sale: baby shoes, never worn.”

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