Cuando entró en la casa la imagen era desoladora. Los pequeños estaban sentados en el suelo y su esposa le aguardaba sentada en un butacón. Algo desnutridos, con piernecitas como alambres, unas moscas revoloteaban sobre sus cabellos grasientos. Los mofletes hinchados y las caras moradas de aguantar la respiración, los ojos inyectados en sangre y saltones. Con las manos sucias del trabajo duro soltó sobre la mesa un fajo de billetes. Una extraña expresión de alegría se dibujó con dificultad en aquellos rostros redondos.
− ¡Ya podéis respirar hijos! – Exclamó el pobre hombre.
− ¡Gracias a dios! – Respondió la mujer mientras recuperaba su color pálido en la piel – por fin podremos pagar las facturas del aire que respiramos y el agua de este mes.
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3 comentarios en “Facturas”
Sí, realismo mágico. Yo esconderia más aún lo de aguantar la respiración, no soltarlo hasta el final. Potenciará la sorpresa
Me encanta, Enhorabuena!!!!
Muchas gracias Mónica. Me alegra que te haya gustado.